¡Y yo que pensaba que tejer era de mayores!

Hola,

Recuerdo a mi madre cuando yo era pequeña. Cuando veíamos la tele ella siempre estaba haciendo algo con las manos. Casi siempre calcetaba, haciendo chaquetas para alguna de nosotras (3 hermanas) o para nuestras muñecas.

Por supuesto, en aquella época yo no tenía el mínimo interés en "aquello de la calceta"; cosas de mayores, pensaba. Y cuando me marché de casa (ya hace algunos años) y deje de ver a mi madre tejer, la calceta desapareció completamente de mi memoria... hasta hace un par de años.

De casualidad, estando de vacaciones en La Coruña, entré en mi casa allí (bueno, la de mis padres) y me encontré a mi madre viendo la tele y con sus agujas... y no sé si es que cada vez me parezco más ella, que evidentemente me encantaría, o que me estoy haciendo mayor, pero me entraron unas ganas irresistibles de aprender a hacer punto ¡Qué vueltas da la vida, eh!

Empecé con el trapillo, que al ser tan ancho me dejaba ver mejor los puntos.




No hizo falta que me enseñase nadie (ni siquiera mi madre). Gracias a internet y a los tutoriales de youtube, tenemos toda la información a golpe de click. (así que no pongáis ninguna excusa para empezar)

Todas la fotos de este post son de lo último que he estado haciendo: uno de esos cojines mullidos de lana gruesa que hacen que las casas se vistan más de invierno (en pinterest se pueden ver muchísimos). Se que mi cojín es muy, muy mejorable (prometo practicar más)... pero me gusta.

También podéis ver el último cojín pintado que me ha hecho mi hija Claudia, (os recuerdo el tutorial aquí ).


Por cierto, hace un par de días las chicas de Petite Candela, nos invitaban a participar en su #Decopedia. Una pequeña gran fiesta de la decoración en la que teníamos que proponer ideas para vestir la casa cuando hace frío. Como veis, un cojín calcetado a mano queda que ni pintado.


¡Sed felices!

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