Imagínate que tienes que hacer unas galletas.
Primer objetivo: Que estén ricas. No hay nada peor que hacer tus galletas y que nadie las coma mientras te dicen... "¡gracias, ahora no me apetece!" cuando realmente quieren decir "¡bah, no están muy allá, no las quiero!".
Segundo objetivo: Que cuando las vean, sientan unas ganas irresistibles de cojerlas (si no las cojen, nunca las probarán)
Os voy a contar algo que os ayudará a que "sientan unas ganas irresistibles de cojer una", ¿Cómo se consigue? haciendo galletas bonitas, divertidas, diferentes, atractivas,... Eso parece fácil con cualquier relleno o topping colorido; pero ¿y si a "tus clientes" no les gustan los rellenos o los topping y sólo quieren galletas simples?, entonces ¿cómo hacemos que nuestras galletas sean irrestibles a la vista?
ESTAMPANDO SELLOS
Aquí tenéis galletas simples (con sello)
Si os digo la verdad, en las primeras galletas, la estampación no me salía nada bien. Se me pegaba la masa al sello y cuando intentaba separarlo se me rompían todas. Así que busqué una solución, primero estiré la masa y corté las galletas en forma de circulo. Las coloqué todas en una bandeja y a la nevera. Después de un rato, cuando la masa ya estaba fría, comencé a estampar. El resultado, perfecto. El sello quedaba estampado y no se me quedaba pegado a la galleta.
Hay muchas tiendas donde podéis comprar este tipo de sellos. El de arriba lo compré en Accesorize; los de la imagen de abajo son de Ibili.
Espero que os animéis a hacer galletas estampadas y ya sabéis... la masa a la nevera.
¡Sed felices!